Jehová es Dios de hormigas y de elefantes

Creo que algunas veces se nos olvida que leer La Palabra de Dios y la oración son las dos maneras permanentes en las que Dios se puede comunicar con nosotros así como nosotros con Dios, y lamentablemente lo reducimos a ciertos momentos específicos del día; así que, recordemos que no podemos tener una buena relación con una persona si no hablamos con ella, y más aún si es la persona que más autoridad tiene sobre el universo porque lo creó, quien nos conoce, y nos ama con un amor que sobrepasa los límites humanos: Dios. Claro que hay personas que entregan su vida a Dios al 100% pero si eres de esas personas que aún no piensa en Dios en cada momento de su vida, tal vez algo de lo que escribo te sirva un poco.

En lo personal soy muy indecisa, siento que muchas veces no sé lo que es mejor para los demás o para mí y por eso me molesta o me incomoda tomar hasta la decisión más simple, y eso pasa porque no consulto siempre con Dios antes de hacer algo o de siquiera pensarlo...El título de esta publicación es "Jehová es Dios de hormigas y de elefantes" porque comparando el tamaño de un elefante con el de una hormiga, nos damos cuenta de que la hormiga vendría siendo un ser insignificante y sin importancia.

El punto hasta aquí es que en la vida algunas personas sólo confiamos en Dios cuando nuestros problemas son del tamaño de un elefante, mientras que nos encargamos de aplastar las hormigas por nuestra cuenta. En otras palabras, podemos (y debemos) consultar con Dios cosas como: "¿Señor te parece correcto que hipoteque la casa para saldar mis deudas?" -problema tipo elefante-, tanto como: "¿Señor te parece correcto si me maquillo?" -problema tipo hormiga-.

El maravilloso e indescriptible Dios que creó tanto la vía láctea como cada célula de nuestro cuerpo no está esperando que le consultemos sólo las cosas que a nuestro juicio son "importantes", de hecho Él mismo nos llama hijos en varias ocasiones como: "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios." Rom 8: 14 (Aunque es mejor que en tu Biblia leas hasta el versículo 21) y otro ejemplo es: "(...) No los que son hijos según la carne son hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes." Rom 9: 8. Y el hecho de que seamos hijos implica necesariamente que Él es nuestro padre como dijo Jesucristo al hacer la famosa oración en Mateo 6: 9: "(...) Padre NUESTRO que estás en los cielos, santificado sea tu nombre." Dijo "nuestro" porque sabe que Su preciosa sangre nos permite llamar Padre a Dios Padre... suena redundante pero es la verdad.

Y si realmente es nuestro Padre, debemos considerarlo con todo nuestro corazón como tal, mas no como a un policía, porque las diferencias principales (pero muy importantes) entre un papá y un policía es que mientras el papá escucha lo que el hijo quiera contar, aconseja y corrige con amor, el policía escucha lo que tiene que escuchar, sentencia y condena porque es su trabajo. La Palabra nos enseña que Dios es un padre en todos los sentidos, si leemos con cuidado lo que está allí escrito veremos que hay momentos en que nos expresa amor y nos anima, momentos en los que nos corrige, nos exhorta, momentos en que nos dice que le pidamos con fe, momentos en los que nos dice que no nos preocupemos, y momentos en que nos cuenta lo que pasó en la historia y lo que va a pasar ¿acaso eso no es lo que hace un padre terrenal? la respuesta correcta es: "Sí, e incluso más."

Ya para finalizar, quiero recomendar una página web que tiene un montón de información sobre temas de la cotidianidad analizados profundamente desde sus raíces y comparándolos con las verdades Bíblicas, aquí algunos:

El cumpleaños
La comida
El cabello
El día de San Valentín
La navidad

Llega tú a tu propio juicio de muchas de las costumbres de hoy en día leyendo estos textos, tal vez dirás que son ideas radicales, reales, de fanáticos o cualquier otra cosa, pero no está de más si las lees.

Vuelve pronto y que Dios te bendiga.

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